La corriente me arrastra a la deriva y desgarra mi cuerpo en hilos de sangre. Pierdo mi última voluntad de morirme para que deba pasar lo que pase.
Aquí me quedo, desnuda y perdida mirando mis manos y pies azularse. Olvido mi nombre, mi cara, mi origen. Me hundo en el fondo de un río salvaje.
Mi mente cabalga en un bravo corcel dispuesta a vivir, este corazón late. Llegaré sin rendirme donde nunca creí. Tendré que olvidar lo que sirva olvidarse.
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