Estrellas celestes te guiñan de lejos
y el río te acuna hasta verte dormir
observa y respira la vida infinita.
No hay miedo posible si puedes reír.
La luna te abraza en horas inciertas.
Conoce tus pasos cansados de andar.
Y llena de luz el pesar de los días
cuando todo parece tirar para atrás.
Si vieras el cielo que veo yo en ti
sabrías que eres arcilla y pasión.
Del barro nacía tu forma en un sueño de amor.
El agua de lluvia bendice tu nombre
abriendo caminos para recorrer.
De pie en esta tierra, extiendes los brazos
a un niño que llora y besas después.
Y vuelves a casa pensando la vida
fugaces momentos, sereno dolor.
Y dejas que todo transcurra a su tiempo.
Tu sabia manera de escuchar a Dios.