Mi padre es un árbol que cuenta los días respira las penas, transforma su aire. Se nutre de tierra, de lluvia y de nidos, y acepta distancias de hijas y mares.
Mi padre es silbido de pájaros libres, memoria de tiempos ya casi olvidados. Un pibe flaquito chamuya a su oído de un barrio en Lanús que dejó hace rato.
Mi padre es el fuelle de un tango de Manzi. Aguanta el silencio que suelta y contrae. A Amelia le pide que sea su novia La vive en sus sueños, la siente en su sangre.
Mi padre es un libro de noches en vela, de sueños truncados e injustas partidas. No piensa ni quiere llorar lo imposible, se funde en sí mismo y renace en cenizas.
Mi padre es hogar y sombra de parras, abrazo infinito que llega de lejos. Café y criollitas en los madrugones Me lleva a la escuela y me suelta un “te quiero”.
Utilizamos cookies para una mejor experiencia en nuestra web.
-