Yo he creído como nadie en ti
y he mirado el trasluz de tus ojos.
Me vestí de perfume a claveles
transformándome en aire de a poco.
Encendí cada luz de las noches
y en vigilia he rezado a los mares
Me dormí sin querer esperando
que la luna me ayude a soñarte.
La ciudad no es lo mismo sin ti
y aunque elijas volver yo estaré.
En la esquina de siempre, a la vuelta
de mi mundo que es tuyo también.
En tu tímida alma percibo
un resabio de miedo y tristeza.
Déjame abrigarte en mis brazos,
darte a ti el calor de mi hoguera.
Yo sé bien esperar lo que amo
y si tardas sabré comprenderlo.
Las palomas del parque me cuentan
que me amas en cada silencio.