EL PRECIO QUE SEA…
No pude evitarte, lo confieso !
Había pasado a pocos centímetros de ti y te sentí irresistible.
Te miré sin mirarte directamente pero mi retina ya te había fotografiado en todas tus dimensiones y eras perfecto.
Mi corazón casi rompe los botones de la camisa pero una parte de mi decía: «no es para ti» y otra me gritaba «es tuyo, no lo pierdas».
Busqué distraerme con otros y ninguno daba la talla.
Elegante, discreto y sensual… ahí estabas, insistentemente en tu sitio, echando por tierra todas mis especulaciones.
Tantas veces había dado el paso y tantas decepciones después. Podría ser diferente contigo ?
Te llevé donde nadie pudiera vernos, y escondidos detrás de la cortina lo hicimos: nos probamos, nos acariciamos, nos sentimos piel con piel.
Me hiciste ver maravillosa, audaz, completa… Por ti valía la pena pagar el precio que sea.
– Pase el que sigue, pronunció la cajera… y yo, feliz y contenta, compré mi NUEVO VESTIDO DE FIESTA !.