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Imposible La vida para cantar

Un “IMPOSIBLE” imposible

Haciendo oídos sordos.

A principios del 2000 no había redes sociales.

El internet de aquellos años era una risa de primitivo en comparación con lo que se cocina en la actualidad.

Solo un porcentaje de la población navegaba en el ciberespacio mientras el resto observaba de lejos la nueva experiencia. 

Aquí en Valencia, la mayoría de los vínculos surgían de charlas en los parques, en la playa o en la cola de algún supermercado.

Era inevitable no encontrarse con un paisano de cualquier punto de la Argentina.

Nos identificábamos por llevar el kit de mate a todas partes (como los uruguayos) o simplemente por hablar en voz alta y reconocernos. 

Tímidamente nos acercábamos al coterráneo para generar alguna conversación que pudiera aportarnos algo. La táctica era infalible, siempre te daban una buena data.

Yo necesitaba conocer gente del ambiente artístico en Valencia, del tango o del folklore o lo que estuviera sonando parecido por aquí.

Por medio de unos y de otros conocí a un músico argentino del palo del jazz. Dicho personaje -ajeno a mi música y estilo- pidió consejo a otro compatriota músico para asesorarme por donde arrancar y a quien recurrir.

Su amigo, con mas camino andado en estas tierras, me recomendó “dedicarme a otra cosa o cambiar de género musical”.

No esperaba ese baldazo de agua fría. Ni siquiera esbozó un “probá, seguí adelante, intentalo”. Qué decepción!

Tendría que convertirme en una cantante de pasodobles y coplas, salsera o popera para sobrevivir como artista?

Hice oídos sordos. Busqué foros y direcciones en internet con fijación incansable y encontré emails de productores de espectáculos y milongas.

Al año de haber llegado, estaba ofreciendo conciertos en salas culturales, asociaciones, teatros de ayuntamientos y milongas de tangueros valencianos, en su mayoría .

Los comienzos no fueron nada fáciles, tuve que remarla, es cierto

Pero cuando la rueda empieza a girar no la detiene nadie, ni siquiera las previsiones del más avezado de la región.

Agradezco aquel consejo. Fue bien intencionado, no me caben dudas, pero a la vez demoledor y yo no estaba para escuchar un NO como respuesta.

Me enfrenté a un IMPOSIBLE gigante como una montaña. Sin embargo, tiré para adelante contra todo pronóstico y sucedió lo que tenía que pasarme.

Rescato una idea  que fue pilar y lo sigue siendo hasta el día de hoy: no se puede negar/desoir la propia intuición, la voz del alma.

Ese fuego que arde por dentro como un tizón no acepta un IMPOSIBLE. Antes te hará ir a contracorriente, perseverar , sufrir y equivocarte, pero jamás doblegarte sin haberlo intentado.

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