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UN GRAN ÉXITO NO SIEMPRE ES UNA GRAN HISTORIA - blog_gabriela castillo

UN GRAN ÉXITO NO SIEMPRE ES UNA GRAN HISTORIA

Session #53 SHAKIRA/BZRP

Voy a dedicarle varias líneas al gran éxito del momento: la Session #53 SHAKIRA/BZRP .

Primeramente, reconozco cuando estoy frente a un gran éxito. Como se diría en términos futbolísticos, la canción es un golazo de media cancha.

En segundo lugar, reconozco una estrategia muy bien pensada para abatir varios pájaros de un tiro: sacar ventaja de una situación personal, recaudar dinero a punta pala y defenestrar al victimario, cargándose también a su círculo más cercano.

La ecuación ha sido perfecta desde el punto de vista económico e imagino que los resultados habrán superado todas las expectativas.

Creo entender también que habrán considerado las consecuencias legales por parte de los afectados, solventándose con parte de las cuantiosas ganancias obtenidas de las reproducciones y descargas a nivel mundial

A más de 10 días del estreno de Session #53, y habiéndome informado los suficiente para entender el cuadro -algo que jamás me interesó-, caigo en la conclusión de que no hay nada nuevo bajo el sol.

En el fondo, la humanidad repite los mismos dramas desde la Mitología Griega y hasta en las series de Netflix: la deslealtad y el ultraje en los vínculos humanos, el abuso del ejercicio del poder, los pactos y juramentos, las traiciones al honor, las venganzas, etc. 

No me interesa posicionarme con ninguno de los protagonistas de la citada canción, pero creo pudo haberse evitado que la sangre llegue al río.

Perder y ganar van de la mano, es una carrera absurda y a contrasentido. Hoy podemos estar en la cima y mañana bajo tierra. Estar seguros en nuestra zona de confort y mañana caer en la ruina más estrepitosa.

Más allá de las razones de cada uno por atacar, por defenderse y por justificarse hay consecuencias a largo plazo que deberían haberse valorado. Y a los hijos me refiero. Ellos no son negociables bajo ningún concepto. 

Conozco en primera persona la experiencia de la decepción y de la hipocresía, y he visto cómo la vida sigue un patrón de lógica y frecuencia.

Nadie ha actuado de una manera que me haya sorprendido. Soy una persona observadora y analítica y por lo tanto me gusta atar cabos, vincular hechos y cotejar información.

Sé que no resulta agradable decirlo ni escucharlo, pero siempre coinciden las energías que se complementan: las personas con ideas creativas se encuentran, los proyectos y las empresas se vinculan de alguna manera, los artistas con sus fans, los médicos con sus pacientes, los educadores con sus alumnos. 

Y también los maridos déspotas con esposas que toleran lo injustificable hasta que, en el mejor de los casos, la víctima rompe la ecuación y vuelve a enderezar el timón de su propia vida. 

Pero también hay excepciones que se extienden en todas latitudes y estratos sociales.

En el seno de las Casas Reales y en cualquier hogar en el mundo podemos encontrar parejas que son cómplices en el vínculo tóxico, jugando a coaccionar con la dependencia emocional, la conmisceración, el desprestigio público y el apego a las pertenencias en común. 

De ahí, todo lo que ambos puedan aguantar hasta denigrarse, aunque se esforzarán en cuidar las formas y guardar las apariencias.

Frente a esta farsa en la que viven miles de personas en el mundo, solamente me interesa ocuparme de los niños. Y creo que los de Shakira y Piqué han sido verdaderamente afectados por el escándalo. 

Me parece increíble que ninguno de sus progenitores haya imaginado los efectos a corto y largo plazo mientras dure el culebrón en la agenda mediática.

Ni que tampoco hayan dedicado un momento a analizar el perjuicio en el entorno de sus hijos con sus amigos, primos, compañeros del cole, las maestras, las personas cercanas, etc.

Ni esta canción ni las dos anteriores que la colombiana le dedicó a su ex marido, son una denuncia, ni una descarga.

Ninguna sana o cura las heridas emocionales de nadie sino que ponen en evidencia el estado psicológico de una familia rota frente a un drama que jamás se resuelve a las malas 

Pensando en los hechos más conmocionantes desde la Pandemia hasta hoy, creo que este culebrón quedará en los primeros puestos junto con la guerra de Ucrania y la final del mundial de Futbol

Lamento que asuntos privados se hagan virales en todos los medios y en las redes sociales. Y lamento también que siga triunfando el oportunismo por encima del impacto emocional de los más vulnerables

El dolor, la indignación y hasta la humillación personal se pueden gestionar de una manera que evite cobrarse más sufrimiento del implicado.

Ojalá estos padres recuperen la dirección de sus barcos para remar juntos y solo por el bien de sus hijos. 

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