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GABRIELA CASTILLO POST

YO Y MIS CIRCUNSTANCIAS

Lo que veo en el espejo

Cuando decimos que “nada es casual» ¿a que nos estamos refiriendo?

Esta frase, de las más mentadas últimamente, nos habla de la Ley de Causa y Efecto o la Ley del Karma. Suena un poco terrorífico pero es algo con lo que convivimos a diario sin darnos cuenta. 

Hay vertientes que afirman que muchas de las situaciones y personas que conocemos (que son un verdadero “karma”) son ajustes de cuentas del pasado o, dicho suavemente, nuevas oportunidades para corregir lo que no hemos hecho en otras vidas

Muchos sostienen que el árbol genealógico influye en todo el Clan familiar, haciendo que se repitan historias y patrones que algún pariente generó y no pudo resolver, y que a nosotros nos toca ocuparnos de sanar a toda la familia, como si tuviéramos poco que hacer. 

También están quienes afirman que somos un fragmento de la Conciencia o la Mente Universal y que por lo tanto, tenemos el poder y la capacidad de manifestar y crear nuestro mundo, enfocándonos en la visualización y en el control de nuestros pensamientos.

Por último, y pecando de generalizar, muchos creen en el cielo y en el infierno, que nacemos con un pecado original y que debemos rectificarlo en una vida de tormentos y sacrificios. 

En mi caso, he decidido limpiar el terreno de tantas ideas cruzadas, buscando respuestas simples para abordar lo complejo.

Y parece que cuando tomamos esta decisión, sobre todo a partir de la pérdida de un ser querido, del despido de un trabajo, de problemas de salud, las cosas se empiezan a aclarar rápidamente.

Al final “todo sucede por algo” o “nada es casual”.

Así fue como llegué a ciertas ideas concluyentes que me permitieron entender el para qué de tantas situaciones y personajes en mis cincuenta y dos años de vida.

Cabe señalar la gran fuerza de voluntad que se necesita para no escuchar al Ego que siempre boicotea toda luz que pueda entrar por la rendija del entendimiento, llevándonos al pasado o al futuro, en una constante distracción del Aquí y Ahora.

Como las miguitas de pan de los cuentos de niños, conocí a grandes oradores de la Nueva Era como Deepak Chopra, Eckhart Tolle, Wayne Dyer, Neville Goddard, a maestros de filosofías orientales y nativas como Jiddu Krishnamurti, el  Dr. Ihaleakala Hew Len, y también a prestigiosos científicos que se saltaron el tabú de lo “espiritual” como el psiquiatra Brian Weiss, la neurocientífica Jill Bolte Taylor o el Doctor en Ciencias químicas Vicent Guillem Primo.

Llevando a la praxis estas enseñanzas, creo que la vida es un enorme puzzle donde la figura se empieza a armar con facilidad hasta que nos atascamos con determinadas piezas centrales.

En estas encrucijadas siempre estamos a tiempo de tomar distancia y perspectiva, aunque la mayoría de las veces no elijamos el camino más sensato y más coherente. 

Todo lo que vemos fuera de nosotros es una proyección exacta de un sistema de creencias heredadas y aprendidas que se traduce en personajes y situaciones que nos reflejan como un espejo.

Aquello que ligeramente llamamos karma es una gran herramienta para aprender a liberar a los personajes de nuestra historia, perdonarlos y trascenderlos definitivamente.

Esta es mi pregunta al despertar, saber qué buena razón tendrá la vida para regalarme otro día más. 

Tan simple como esto… dejar que las cosas sucedan para que todo suceda.

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