DIARIO DE VIAJE 14
CULLERA playa, historia y gastronomía
Ni bien llegué a Valencia en 2002, busqué un mapa turístico de la provincia para averiguar hasta donde podían llevarme los trenes, no muy lejos de casa, y volver en el mismo día.
Investigando con los buscadores de internet de aquel momento, descubrí Cullera a tan solo 30 km de Valencia Ciudad.
Ya me había familiarizado con la playa y el puerto de Valencia, también con la de Alboraya y pensé que sería una linda aventura viajar con mis hijos pequeños a una hora en tren.
Lo que más me atraía de Cullera eran sus extensas playas, pero también el Castillo al que se podía subir en un tren turístico. Esa fue mi primera visita al hermoso pueblo costero de la provincia en dirección sur.
Muchos años más tarde, aprovechando la invitación de mi amiga Lucía, pude disfrutar de la Playa del Faro, con vistas espectaculares y aguas cálidas y cristalinas.
En estas tierras habitaron poblados desde el Paleolítico Superior. Durante la colonización musulmana, el pueblo se llamó Colla-Aeria (Cumbre alta), adaptándose luego como Cullera. Fue en esta época cuando el pueblo sufrió una gran transformación tanto económica como social gracias al sistemas de regadíos, nuevos métodos de cultivo, etc.
En el Cantar del Mío Cid ya aparece esta localidad con el nombre de Gujera.
Diversos hechos históricos marcaron el pasado de Cullera: La reconquista de los territorios por el Rey Don Jaime I en 1231, la sublevación de los moros en 1247 y su posterior expulsión.
En la Edad Media, la toma de la Fortaleza por las tropas de Pedro I de Castilla contra Pedro I de Aragón y ya en el Siglo XX, varios sucesos vinculados a la resistencia de la Guerra Civil Española, la organización de cooperativas y colectividades sindicales.
Entre su patrimonio histórico se destaca el Castillo de Cullera, el Camino del calvario y el Santuario de la Virgen del Castillo. La Torre de la Reina Mora, el barrio del Pozo, el Mercado Municipal, la antigua Judería.
La Iglesia parroquial Santos Juanes de estilo neoclásico construido en el siglo XVII. Y las Ermitas de Santa Ana, de los Santos de la Piedra, de Santa Marta, de San Lorenzo, la de los Navarros y la de San Vicente Ferrer.
En cuanto al patrimonio natural que caracterizan a Cullera, descubrimos la Montaña de los Zorros, un espacio de vegetación mediterránea y manantiales, con importantes yacimientos arqueológicos.
El río Jucar, el Marjal y los Arrozales. La Laguna del Estany de aguas salobres, con gran diversidad biológica de especies animales y vegetales.
Respecto a sus costas, Cullera nos ofrece las playas urbanas de San Antonio y el Racó. Playas más tranquilas y menos masivas como son el Brosquil y Dosel. La playa Escollera, más abierta y con menos densidad de población. El Marenyet elegida por las familias, y L’Estany, considerada de gran valor ecológico.
También nos ofrece playas para deportes náuticos y playas para nudistas.
Por último, la Cala Los Olivos, de fina arena y protegida por espigones, nos permite disfrutar de un paraje inigualable.
Por último y respecto a su gastronomía, Cullera nos ofrece una amplia variedad de paellas con un tratamiento especial en la cocción del arroz que puede ser seco, meloso, caldoso, de carne, de pescado, de mariscos y de verduras.
Se destaca el plato típico llamado All i Pebre con patatas, anguilas, ajo y pimiento picante, la Espardenyà con patata, anguila, conejo y huevos y el Suquet de Peix, la zarzuela o la Fideuá.
En repostería, la coca de limonada, la coca de nueces y pasas y la Torta Cristina se llevan todos los premios.
Sin duda, Cullera nos invita y nos seduce desde todos los puntos de vista… para agendar y hacerse una escapadita.
