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DIARIO DE VIAJE 19
Peñíscola, donde aún se oye el eco de la historia.
Visité por primera vez la ciudad Peñíscola en el verano del 2019 y me resultó fascinante tanto por su geografía, su arquitectura y su historia.
La ciudad se sitúa en un tómbolo, es decir una península rocosa. Sobre la peña se levanta su casco viejo, del que sobresale el Castillo del Papa Luna, dividiendo la costa de Peñíscola en dos mitades absolutamente diferentes.
Los vestigios arqueológicos encontrados en las cercanías del tómbolo confirman la presencia del pueblo íbero y su vínculo con los mercaderes fenicios que llegaron por mar entre los siglos VII aC y VI aC.
A través de su puerto se estimuló el comercio de productos manufacturados como cerámicas, telas y armas que los colonizadores intercambiarán por vino y aceite de oliva de los íberos que poblaban las sierras del litoral.
En Peñíscola también se asentaron griegos, cartagineses, romanos, bizantinos y árabes.
De su época musulmana, Peñíscola ha sido cuna de personajes ilustres como el Rey Lobo ‘Mohamed ben San, Aben Mardanis’ (1124) que logrará mantener un reino en el sudeste de la península entre los siglos XIV y XV.
En 1233, Jaime I toma posesión de la ciudad y recupera el dominio sobre el mar. Tras la caída de Burriana, otra ciudad mediterránea, quedan aislados los castillos musulmanes del norte, y Peñíscola se entregará sin lucha y bajo ciertos pactos que respetaban las leyes y costumbres sarracenas.
Entre los años 1294 y 1307 fue construido el actual Castillo Templario sobre los restos de la alcazaba árabe.
De los hechos históricos más destacables cabe mencionar el Cisma de Occidente entre los siglos XIV y XV con la presencia simultánea de dos Papas, lo que reflejaba la rivalidad entre Roma y Francia por controlar el poder pontificio.
Uno de ellos fue Pedro Martínez de Luna, más conocido como el Papa Luna.
Sustituyó a Clemente VII como Papa de Aviñón con el nombre de Benedicto XIII, al tiempo que otro papa se instalaba en Roma bajo la obediencia de ingleses, alemanes e italianos.
Desautorizado, el Papa Luna se autoexilió en Peñíscola el 21 de julio de 1411 asentando allí la sede pontificia y convirtiendo su castillo en palacio.
El Concilio de Constanza consiguió zanjar las cuatro décadas de división eclesiástica nombrando Papa a Martin V.
Sin embargo, el Papa Luna se negó a abdicar y se retiró a Peñíscola donde agotó sus días en la más completa soledad.
Fue desautorizado y excomulgado, repudiado incluso por Aragón, y solo tres cardenales le guardaron lealtad.
En este penoso aislamiento falleció el personaje que había gobernado y confundido durante medio siglo el rumbo de la Iglesia. El hombre más longevo, capacitado y testarudo del Cisma de Occidente, segundo y último antipapa de Aviñón.
Benedicto XIII había sobrevivido a la mayoría de sus rivales. Tenía 95 años y murió convencido de ser el sumo pontífice.
Se dice que el Papa Luna estaba rodeado de reliquias y obras de arte, y creó una de las bibliotecas más importantes de su época, compuesta por obras de teología, filosofía, arquitectura, medicina, alquimia y magia.
Figuraban en ella también tratados bélicos, de astrología y astronomía y obras sobre las propiedades de las plantas. Las piezas más controvertidas de su colección, los “libros ocultos”, llevaron a que se arrojasen sobre el papa acusaciones de hechicería y cultos demoníacos.
De los vestigios aquellos años, los lugares más visitados de Peñíscola son sin duda el Castillo Templario, junto con las Mirallas, el Porta Fosc y el Portal de San Pedro que mandó a construir el Papa Luna en 1414.
Este portal permitía el acceso a la fortaleza desde el mar cuando las aguas llegaban al pie de la muralla y las barcas varaban en la misma rampa al pie del portal.
En cuanto a su naturaleza, Peñíscola nos ofrece extensas playas, como la Playa del Nord, las Calas de la Costa Sur y la imponente Sierra de Irta.
Para los amantes del senderismo podrán descubrir el Marjal de Peñíscola, uno de los humedales más importantes del Mediterráneo.
El Parque Natural de la Sierra de Irta con su reserva de fauna y flora donde también se encuentra la Ermita de San Antonio y la Torre de Badum.
Y a los que deseen recorrer la ciudad, encontrarán la Iglesia Parroquial de Santa María con tracería gótica del siglo XV, donde fue elegido el Papa Calixto III. Y la Ermita de la Virgen de la Ermitana en la que se alberga la imagen de la patrona de la ciudad.
Sin duda Peñíscola es un lugar fascinante que ofrece una amplia variedad de atractivos turísticos e históricos que no dejarán a nadie indiferente.