DIARIO DE VIAJE 8
XÁTIVA, LA CIUDAD SUPERVIVIENTE
La ciudad de Xátiva siempre me ha cautivado. He ido varias veces y no dejo de pensar en la cantidad de acontecimientos que allí se sucedieron a lo largo de los siglos.
Más allá de lo que digan los libros sobre conquistas y batallas, siempre me pregunto por la suerte de sus pobladores que, en este caso, no han tenido ni paz ni descanso en ninguna de sus épocas.
El paisaje es fantástico y las vistas desde el Castillo hacia el valle son únicas. Sin embargo, Xátiva ha sido literalmente quemada en 1707 por las tropas borbónicas como represalia al apoyar a las tropas austracistas durante la Guerra de Sucesión.
Mirando a sus orígenes, los primeros pobladores se remontan al Paleolítico Medio, habiéndose encontrado restos de los más antiguos de la región mediterránea.
En la época romana, Xátiva fue conocida por la producción de lino y la fabricación de textiles, y ha sido una de las más importantes ciudades durante el Reino de Valencia.
Los romanos la llamaban Saetabis pero fueron los musulmanes quienes la renombraron como Xátiba.
En 1094 Xátiva fue refugio de las tropas almorávides derrotadas por el Cid, formando parte de lo que se llamó el Camino del Cid.
Con la conquista definitiva de la ciudad por Jaime I en 1244, el Rey Pedro IV le concedió le título de ciudad en 1347.
Xátiva sufrió una fuerte crisis demográfica y económica después de la expulsión de los moriscos (musulmanes de los reinos peninsulares) a finales del siglo XV, quedando despoblada la mayor parte de su territorio, además de la peste que hizo mermar aún más la población.
Por si fuera poco, durante la guerra de sucesión española, fue saqueada por las tropas borbónicas y sus habitantes masacrados o desterrados.
Se afirma que la ciudad fue incendiada durante un año, tras haber perdido la batalla de Almansa. El Rey Felipe V ocupó el territorio e incluso cambió el nombre de la ciudad por Colonia Nueva de San Felipe.
El primer Borbón de España se ganó el odio del pueblo de Xátiva, y desde entonces su retrato cuelga cabeza abajo en el Museu de Belles Arts de Xàtiva. Obra del pintor Josep Amorós en 1719.
Durante la primer mitad del siglo XVIII la ciudad fue recuperándose lentamente hasta que los terremotos de 1748 causaron enormes destrozos, entre ellos el derrumbe de la iglesia de Santa Tecla y los daños causados al Castillo, que quedó prácticamente abandonado.
Durante la Guerra Civil Española, la ciudad sufrió el bombardeo de la Aviación Legionaria por parte del ejercito italiano que respondía al mando del General Franco, atacando a la estación de trenes y sus alrededores, y matando a 129 personas entre ellos, mujeres y niños que esperaban la llegada del convoy.
Evidentemente, caminar por el casco histórico de Xátiva nos transporta a otra época, permitiéndonos imaginar la vida cotidiana en sus años más prósperos.
La ciudad conserva un importante patrimonio cultural, militar y religioso de sus diferentes períodos romano, islámico y cristiano:
Entre ellos el Castillo Mayor y el Castillo Menor de origen ibérico, posteriormente usado por los romanos y conservado por la cultura islámica.
La Colegiata Basílica de Santa María, Iglesias, Conventos y Hermitas.
El Almudin, edificio de estilo gótico construido entre 1530 y 1548, del que destaca su fachada y el patio interior con columnas jónicas, el Hospital Mayor de los pobres y numerosos palacios construidos a partir del siglo XV.
Xátiva ha trascendido también por ser “cuna de la familia Borja», una de las más poderosas del Renacimiento. La familia alcanzó fama universal con dos papas, Alfons de Borja (Calixto III, 1456-1458), y su sobrino Roderic de Borja (Alejandro VI, 1492-1503).”
Este es uno de los destinos al que siempre vuelvo, porque Xátiva es un lugar apasionante desde su historia más lejana hasta la más reciente.
