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EL PRECIO DEL ARTISTA

Ser o no ser… esa es la cuestión.

Muchas actividades profesionales se atienen a un código deontológico, es decir, a un marco de normas, derechos y obligaciones que asumen quienes llevan a cabo dicha actividad. 

De esta manera se establecen los fundamentos éticos para una regulación equilibrada de la profesión que garantice un servicio honesto y riguroso a los usuarios que utilizan dichos servicios.

Los códigos deontológicos podemos encontrarlos en profesiones tales como la abogacía, la medicina, el periodismo, la psicología, la docencia, etc, pero no es el caso de los artistas. 

Esta última semana fueron noticia un par de figuras de la industria musical en España y Argentina que me llevó a escarbar la misma pregunta que vengo rumiando hace años: ¿dónde estamos parados los artistas

Quiero mencionar una entrevista al mánager y productor valenciano Vicente Mañó, cuyo titular dice “Hoy en día un artista debe justificar en taquilla lo que vale” y en uno de sus párrafos señala… «la música es mucho más que talento artístico… Los grandes son auténticas multinacionales, como la Coca-Cola. Mueven grandes volúmenes de negocio y tras ellos hay una verdadera gestión de marketing y desarrollo… En los grandes ‘shows’ internacionales el pastel es de unos pocos… poquísimos. En la ‘clase media’ somos muchos los que competimos.” 

En este contexto, los artistas y las empresas representantes que estamos en la parte media y en la base de la pirámide debemos barajar otras cartas para seguir en carrera.

Siguiendo con este análisis, para que una persona pueda triunfar debe someterse a las leyes del mercado musical y aceptar sin quejas las condiciones de la industria del espectáculo. En caso contrario, hay cientos de candidatos dispuestos a pasar un riguroso casting para convertirse en algo parecido a un artista.

Muy por debajo de este umbral, los músicos de base y todo terreno, nos reinventamos en auto productores, expertos en marketing, diseñadores gráficos y gestores culturales para un público al que hay que llegar por la única vía legítima que nos queda: el talento y la creatividad. 

Lamentablemente, muchos no sabemos “vendernos” porque no somos un desodorante, un detergente de ropa, o un líquido para frenos.

Somos el mismo producto que ofrecemos. Hacemos música, cantamos, interpretamos, escribimos poesías, nos formamos constantemente y nos preocupamos por superarnos, porque es parte de nuestro crecimiento personal y creativo. 

Cuando no existe un código deontológico, no existe un punto de referencia, de coherencia, tampoco un sentimiento de apoyo y de responsabilidad compartida. Sin un marco, cualquiera puede lanzar un dardo y si cae en el ojo de alguno, es su culpa porque no supo moverse a tiempo. 

El arte en cualquiera de sus formas tiene una responsabilidad inmensa, un alcance ilimitado en un mundo global que aún reacciona sin cabeza en su propio desborde emocional. 

Que una cantante, por la razón que sea, haya considerado oportuno mostrar las tetas en un concierto, no me preocupa.

Sí me exaspera el mensaje inmediato de llamar a una revolución… una falta de responsabilidad y coherencia, porque ni ella ni ninguno de su banda, ni mucho menos de su equipo de producción tendrían la intención ni las ganas de armar un follón social. 

Y que a otra cantante/producto de un casting, se le conozcan sus altísimos y desproporcionados cachés en actos públicos pagados por el estado, gracias a estar alineada políticamente con un gobierno, es una falta total de decencia y de respeto al conjunto de la sociedad.

A la hora de volver a casa, de quitarnos los zapatos, el maquillaje y de mirarnos a la cara en el espejo, todos los artistas en el mundo, estaremos frente a la única verdad

Esa que nos interpela hasta el último segundo antes de dormirnos y que nos desvela en la madrugada para preguntarnos “cuál es el precio que hemos pagado por no ser nosotros mismos”. 

2 comentarios en «EL PRECIO DEL ARTISTA»

  1. Recién han compartido tu artículo y veo que sería interesante hablar de estos temas. Como músico del 3er mundo (Uruguay) imagínate, salvo excepciones (Jorge Drexler) los demás somos “la base de la pirámide “. Otro asunto son las condiciones laborales tan diferentes para nosotros que para cualquier trabajador. Te gustaría realizar un “Live “ para hablar del tema?. Fíjate en mi web quien soy, o mejor dicho, que hago e hice como músico en mi país. Saludos y gracias. Gustavo.

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