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HASTA SIEMPRE, PAPÁ_blog

HASTA SIEMPRE, PAPÁ

Recordando cómo fuimos alguna vez

Muchas personas tenemos la única constante de la variabilidad, con algunas cosas sujetas pero nunca estables ni definitivas.

Vivimos a pulso y sabemos que todo puede cambiar de un momento a otro.

El principio que sostiene que “el hombre es un animal de costumbre”, a mi no se me aplica en su totalidad. 

Mi padre enfermó gravemente hace varios meses y habiendo valorado las pocas posibilidades de superar su estado crítico, tomé un vuelo a Argentina de un día para el otro.

Cuando emigré hace 20 años, tenía muchos asuntos y urgencias qué atender como para pensar en la muerte de mis padres, siempre remota.

Esta ocasión fue la primera vez que pude viajar y estar presente en un momento tan desgarrador, cosa que no sucedió con la muerte de mi madre y de mi hermano. 

Digamos que tuve suerte, dentro de lo que cabe.

En su habitación del Sanatorio Colegiales, al que le estamos enormemente agradecidos y también a todo el personal sanitario, al equipo de cirugía y de terapia intensiva, no tuve más remedio que ver la televisión frente a su cama.

Las noticias eran un bombardeo de energía destructiva en todas direcciones: guerras, corrupción, escándalos políticos, etc. Asi que decidí apagar el aparato nocivo para dedicarme a recordar con papá.

Hablamos sobre distintos personajes de la política argentina, deportistas, cantantes, actores y actrices de cine. 

Recorrimos épocas y escenarios increíbles, desde el far west de John Wayne, pasando por Laurel & Harry, hasta Cantinflas y Cary Grant.

Hablamos de nuestras vacaciones en familia a Villa Giardino, San Bernardo y Entre Ríos, y de tantos otros lugares que conoció en viajes de jubilados por todo el país. 

También de las dos veces que visitó Europa y de las oportunidades que tuvo de disfrutar Valencia, París, Praga, Amsterdam, Brujas, Munich, Colonia, etc. 

Vi la emoción en sus ojos, el esfuerzo por recordar detalles y su evidente cambio de estado de ánimo.

Me preguntó:

Estás comprobando si estoy bien de la croqueta (la cabeza)? Y no pude evitar reírme.

Las horas pasaron volando y sin quererlo, también pudimos mitigar su incomodidad y el dolor de estar acostado durante 20 días en la cama.

Me imaginé a mí misma recordando lo bello que fue vivir, mi paso por la escuela hasta la universidad, los momentos con mis amigos, en los viajes de fin de curso, en los campamentos.

Traje a mi memoria el nacimiento de mis hijos y la superación de tantos obstáculos gracias a una indescriptible fuerza interior y confianza en la vida que siempre me sostuvieron.

Y reviví los momentos más maravillosos con la música que me llevó a escenarios impensados, a conocer gente estupenda, a crear, a componer y a compartir con el público mis poesías y canciones.

A partir de hoy no quisiera desperdiciar un solo minuto en remover experiencias dolorosas ni decepcionantes, ni tampoco malgastar mis pensamientos en quien ha significado un palo en mi rueda.

Momento a momento, lo único constante es la oportunidad de elegir lo que pensamos y en consecuencia, lo que sentimos.

Y yo quiero únicamente sentir la paz de haber vivido y saboreado cada experiencia y aprendizaje. Como bien decía Don Jorge: “nena, viví la vida”. Y así lo hice.

Celebro las últimas horas acompañando a mi padre en este difícil trance, con la certeza de sentirnos plenos, satisfechos.

En su honor, solo queda seguir siendo feliz para que al final del camino, mis recuerdos me confirmen que vivir ha valido la pena.

 

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