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LAS MUJERES - Blog

LAS MUJERES Y NUESTRO DIA

Dando un paso más allá

Cada Día Internacional de la Mujer siento profundas contradicciones.

Con total sinceridad, quisiera que no tengamos que adjudicarnos ninguna fecha reivindicativa. 

Preferiría destacar en un día como hoy nuestra capacidad humana de cooperación e integración, enfatizando, enalteciendo y elevando, por si hacen falta sinónimos, los principios y valores humanos, sin que tengamos que estar recordándonos si somos mujeres, hombres o personas de cualquier identidad sexual.


En fin, sé que me juego la tranquilidad por ser honesta, pero es lo que me nace.

Yo propongo EL DIA DE LOS ACUERDOS en el que proclamemos una serie de principios de respeto y justicia universales, con los correspondientes derechos y obligaciones en todas las áreas de la convivencia cívica.

Es cierto que mucho se ha conseguido en el terreno de la igualdad y que lamentablemente ha sido a fuerza de lucha, de enfrentamientos y de derramamiento de sangre. 

Aun así, estamos lejos de poder generalizar, sobre todo en los países donde todavía hoy no existe, ni por asomo, alguna posibilidad de encaminar una solución.

En occidente, y más precisamente en países desarrollados, es mucho más fácil plantarnos en una plaza a protestar con pancartas, megáfonos y banderas cuando existe una Constitución que nos garantiza este derecho. 

Sin embargo, en otras partes del mundo, encabezar alguna protesta es arriesgar la vida bajo un régimen que encarcela a los insurrectos, los tortura y en algunos casos, los dejan que se pudran en sus calabozos.

No es lo mismo estar de un lado que del otro. Ni haber nacido hoy o hace 100 años, dos siglos, tres, en fin… Ni tampoco ser mujer, madre abandonada con 2 hijas, educadora, progresista, liberal y desprestigiada por hombres y mujeres de su mismo entorno.

Una mujer “sola” con el agravante de ser poco o nada agraciada físicamente, es decir FEA, y que por ello fue motivo de ofensas y desvalorizaciones adicionales.

¿Puede existir una mujer con tantas “contras” en su vida? Sí… ella se llamaba Juana Manso: una escritora, traductora, periodista y educadora argentina nacida en Buenos Aires en 1819.

En mi vasto repertorio, comencé a escribir varias letras dedicadas a mujeres que afrontaron enormes desafíos, ya sea por ser pioneras en su área, por haber dejado un gran legado o porque íntimamente sufrieron lo indecible.

Juana Manso fue una de ellas. Su historia me conmovió a tal punto que no podía evitar compadecerme en su largo peregrinaje, como un Cristo recibiendo la injurias y las mofas en el Gólgota.

No fue crucificada, respiren tranquilos, pero sí que tuvo que tolerar las infamias de sus congéneres y acabar sus días en la pobreza y el olvido.

Juana Manso, una adelantada a su época y sin ningún apoyo de algún colectivo feminista, fue una mujer de ideas revolucionarias, independentistas, republicanas, liberales y progresistas.

Juana era masona y fundadora del primer periódico feminista de Latinoamérica, en 1852.

Tenía entre sus objetivos, defender el proyecto ilustrado de educación popular, laica, gratuita y mixta, abolir la esclavitud y el racismo de acuerdo con las ideas roussonianas y desterrar la dominación de la Iglesia Católica en el área de la educación y la libertad religiosa, lo que le valió el rechazo a ser enterrada en los Cementerios de Buenos Aires por haberse negado a recibir la extremaunción (finalmente fue enterrada en el Cementerio Británico de fe protestante).

La poetisa Juana Manuela Gorriti despidió sus restos con estas palabras:

 

“Juana Manso: gloria de la educación, sin ella nosotras seríamos sumisas, analfabetas, postergadas, desairadas. Ella es el ejemplo, la virtud y el honor que ensalza la valentía de la mujer, ella es, sin duda, una mujer.”

Nadie le ha hecho mayor justicia.

 

Voy a comentar aquel asunto de la fealdad, que quedó resonando en párrafos anteriores. Reconozcamos que Juana no tenía este punto a favor, pero su superioridad descansaba en otra serie de cualidades innegables.

Cuando la soberbia, la prepotencia y la inferioridad intelectual se combinan en un solo disparo, el daño físico y moral genera consecuencias enormes en una persona sensible y comprometida.

“Esta marimacho padece de desorganización cerebral. Arpía.” Fue una de las tantas descalificaciones, además de recibir abucheos, insultos y ser víctima de agresiones físicas.

 

El tiempo hace justicia y la historia resucita a los valientes, a los idealistas y a los soñadores para darles su lugar en las páginas de la memoria colectiva. 

Creo que los tiempos están cumplidos, y que ya hubo sobrados ejemplos en el mundo como el de Juana Manso, para generar el gran acuerdo que ellas/ellos y muchos anhelamos.

 

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